miércoles, 29 de agosto de 2012

DESARROLLO DE LA ECONOMIA


DESARROLLO DE LA ECONOMIA..

Datos históricos sobre el concepto de economía
Los alcances de la Economía, como cualquier ciencia social, están condicionados al desarrollo de la sociedad, que la ha creado y aplicado.
Pero en nuestros tiempos, su alcance también tiene implicaciones en la innovación de la tecnología para la mejor distribución de la riqueza.


 Prehistoria
A principios de la humanidad, el hombre prehistórico tuvo que vivir en sociedad, estas sociedades realizaban intercambios de víveres para poder subsistir. Los intercambios son un tipo de economía primaria que se basaba en una sola razón: la supervivencia.
Paleolítico Inferior y Medio:
La base económica era la caza y recolección de frutos y vegetales. Los animales eran ciervos, corzos, elefantes y animales pequeños. También hubo algún tipo de explotación de recursos marinos y fluviales ya que se encontraron yacimientos en las riberas de los ríos costeros.
Paleolítico Superior:
Los recursos animales y vegetales experimentaron una serie de cambios respecto al periodo anterior, debido al cambio climático hay un mayor número de animales y una mayor actividad en la explotación de recursos marinos y fluviales. Al haber también mayor cantidad de árboles y arbustos disponían también de más recursos vegetales comestibles.
Mesolítico:
Hay dos tipos de comunidades mesolíticas con dos economías diferentes: una economía en las comunidades del litoral entre la Guardia y Bayona y otra economía interior. La de zona costera está basada en la pesca y el marisqueo de crustáceos y moluscos y se complementaba con la caza-recolección; utilizaban ya el cuarzo y el sílex. La otra economía era de caza-recolección.
Neolítico:
Pasamos de una economía depredadora a una economía constructiva. En un principio seria una economía de cereales con el uso de tala y quema de bosques al lado de la agricultura se desarrolló la domesticación de animales. La ganadería surgirá por primera vez, pero seguirá teniendo mucha importancia la caza y la explotación de recursos marinos.

 Edad Antigua
La economía como ciencia estructurada, se estudia desde hace más de 200 años: desde la diferenciación de clases, de acuerdo al trabajo humano que postulaba Aristóteles, hasta el liberalismo económico.
La Edad Antigua es la época histórica que coincide con el surgimiento y desarrollo de las primeras civilizaciones o civilizaciones antiguas.

El concepto más tradicional de historia antigua presta atención a la invención de la escritura, que convencionalmente la historiografía ha considerado el hito que permite marcar el final de la Prehistoria y el comienzo de la Historia, dada la primacía que otorga a las fuentes escritas frente a la cultura material, que estudia con su propio método la arqueología. Otras orientaciones procuran atender al sistema social o el nivel técnico. Recientemente, los estudios de genética de poblaciones basados en distintas técnicas de análisis comparativo de ADN y los estudios de antropología lingüística están llegando a reconstruir de un modo cada vez más preciso las migraciones antiguas y su herencia en las poblaciones actuales.

Sea cual fuere el criterio empleado, coincide que en tiempo y lugar unos y otros procesos cristalizaron en el inicio de la vida urbana (ciudades muy superiores en tamaño y diferentes en función a las aldeas neolíticas), la aparición del poder político (palacios, reyes), de las religiones organizadas (templos, sacerdotes), una compleja estratificación social, esfuerzos colectivos de gran envergadura que exigen prestaciones de trabajo obligatorio e impuestos, y el comercio de larga distancia (todo lo que se ha venido en llamar «revolución urbana»); nivel de desarrollo social que por primera vez se alcanzó en la Sumeria del IV milenio a. C., espacio propicio para la constitución de las primeras ciudades-estado competitivas a partir del sustrato neolítico que llevaba ya cuatro milenios desarrollándose en el «Creciente fértil». A partir de ellas, y de sucesivos contactos (tanto pacíficos como invasiones) de pueblos vecinos (culturas sedentario-agrícolas o nómada-ganaderas que se nombran tradicionalmente con términos de validez cuestionada, más propios de familias lingüísticas que de razas humanas: semitas, camitas, indoeuropeos, etc.), se fueron conformando los primeros estados de gran extensión territorial, hasta alcanzar el tamaño de imperios multinacionales.

Procesos similares tuvieron lugar en diversos momentos según el área geográfica (sucesivamente Mesopotamia, el valle del Nilo, el subcontinente indio, China, la cuenca del Mediterráneo, la América precolombina y el resto de Europa, Asia y África); en algunas zonas especialmente aisladas, algunos pueblos cazadores-recolectores actuales aún no habrían abandonado la prehistoria mientras que otros entraron violentamente en la edad moderna o contemporánea de la mano de las colonizaciones del siglo XVI al XIX.

Los pueblos cronológicamente contemporáneos a la Historia escrita del Mediterráneo Oriental pueden ser objeto de la Protohistoria, pues las fuentes escritas por romanos, griegos, fenicios, hebreos o egipcios, además de las fuentes arqueológicas, permiten hacerlo.

La Antigüedad clásica se localiza en el momento de plenitud de la civilización grecorromana (siglo V a. C. al II d. C.) o en sentido amplio, en toda su duración (siglo VIII a. C. al V d. C.). Se caracterizó por la definición de innovadores conceptos sociopolíticos: los de ciudadanía y de libertad personal, no para todos, sino para una minoría sostenida por el trabajo esclavo; a diferencia de los imperios fluviales del antiguo Egipto, Babilonia, India o China, para los que se definió la imprecisa categoría de «modo de producción asiático», caracterizadas por la existencia de un poder omnímodo en la cúspide del imperio y el pago de tributos por las comunidades campesinas sujetas a él, pero de condición social libre (pues aunque exista la esclavitud, no representa la fuerza de trabajo principal).

El final de la Edad Antigua en la civilización occidental coincide con la caída del Imperio romano de Occidente (en el año 476; el Imperio romano de Oriente sobrevivió toda la Edad Media hasta 1453 como Imperio bizantino), aunque tal discontinuidad no se observa en otras civilizaciones. Por tanto, las divisiones posteriores (Edad Media y Edad Moderna) pueden considerarse válidos sólo para aquélla; mientras que la mayor parte de Asia y África, y con mucha más claridad América, son objeto en su historia de una periodización propia.

Algunos autores culturalistas hacen llegar la Antigüedad tardía europea hasta los siglos VI y VII, mientras que, la escuela "mutacionista" francesa la extiende hasta algún momento entre los siglos IX y XI. Distintas interpretaciones de la historia ponen el acento en cuestiones económicas (transición del modo de producción esclavista al modo de producción feudal, desde la crisis del siglo III); políticas (desaparición del imperio e instalación de los reinos germánicos desde el siglo V); o ideológicas, religiosas (sustitución del paganismo politeísta por los monoteísmos teocéntricos: el cristianismo —siglo IV— y posteriormente el islam —siglo VII—), filosóficas (filosofía antigua por la medieval) y artísticas (evolución desde el arte antiguo —clásico— hacia el arte medieval —paleocristiano y prerrománico—).

Las civilizaciones de la Antigüedad son agrupadas geográficamente por la historiografía y la arqueología en zonas en que distintos pueblos y culturas estuvieron especialmente vinculados entre sí; aunque las áreas de influencia de cada una de ellas llegaron en muchas ocasiones a interpenetrarse e ir mucho más lejos, formando imperios de dimensiones multicontinentales (el Imperio persa, el de Alejandro Magno y el Imperio romano), talasocracias (‘gobierno de los mares’) o rutas comerciales y de intercambio de productos e ideas a larga distancia; aunque siempre limitadas por el relativo aislamiento entre ellas (obstáculos de los desiertos y océanos), que llega a ser radical en algunos casos (entre el Viejo Mundo y el Nuevo Mundo). La navegación antigua, especialmente la naturaleza y extensión de las expediciones que necesariamente tuvieron que realizar las culturas primitivas de Polinesia (al menos hasta la Isla de Pascua), es un asunto aún polémico. En algunas ocasiones se ha recurrido a la arqueología experimental para probar la posibilidad de contactos con América desde el Pacífico. Otros conceptos de aplicación discutida son la prioridad del difusionismo o del desarrollo endógeno para determinados fenómenos culturales (agricultura, metalurgia, escritura, alfabeto, moneda, etc.) y la aplicación del evolucionismo en contextos arqueológicos y antropológicos.

 Edad Media
Algunos datos históricos indican que desde el siglo XV hasta el siglo XVIII, se escribieron numerosos ensayos que desarrollaron los principios del nacionalismo económico como la escuela de pensamiento denominada “mercantilismo”.
El feudalismo es la forma de organización política, social y económica que caracterizó principalmente la Edad Media europea, basada en un sistema de relaciones de dependencia entre diferentes individuos.

Tradicionalmente, se han establecido dos posturas básicas en torno al estudio del feudalismo, el llamado institucionalista, de orientación jurídico-política, más restringido; el otro, de orientación socioeconómica, más amplio. El primero considera el feudalismo como un sistema institucional que establece una relación de dependencia entre señor y vasallo, relación de base jurídica y militar y que afecta a las clases dirigentes, constituidas por hombres libres. Se establecía una obligación de fidelidad por parte de un hombre libre hacia otro, de su misma clase, pero de jerarquía superior, que era “señor” del primero. Por su parte, el señor otorgaba un beneficio al vasallo, denominado feudo, generalmente consistía en tierras.

La segunda visión parte de la corriente historiográfica llamada materialismo histórico y define el feudalismo como un “modo de producción”, en el que se establecía una relación de dependencia entre el propietario de la tierra y el productor, es decir, entre señor y campesino; en este caso, se originaba una obligación económica por la que los campesinos dependientes debían trabajar las tierras de los señores y, además, contribuir con los excedentes de sus pequeñas parcelas, que sólo poseían en usufructo pero de las que no eran propietarios. Haciendo hincapié en los aspectos socioeconómicos de la organización medieval, y considera la gran propiedad territorial como la unidad de producción fundamental.

El feudalismo tuvo su apogeo en Europa occidental entre los siglos X al XIII lo que puede denominarse como feudalismo clásico; pero comenzó a desarrollarse en los siglos anteriores y persistió aún durante los siglos XIV al XV.

El rey les otorgaba beneficios, tierras y cargos palatinos. El rey terminó por ser el primus inter pares, es decir, el primero de los señores feudales, con lo que su poder real no dejaba de estar en la misma categoría de los demás aunque fuera el principal.

Precisamente esta relación de vasallaje es otra de las características distintivas del feudalismo ya que esta obligación contraída entre el rey y sus vasallos se dio entre señores poderosos y otros inferiores, que se ponían bajo la protección de los primeros, los obedecían y los ayudaban militarmente y, a cambio, obtenían un beneficio (feudo), generalmente tierras. Las relaciones feudo-vasalláticas se dieron entre los individuos de la clase poderosa, de los guerreros, entre hombres libres y sus "señores". Unos eran hombres libres que se ponían bajo la protección de otros más poderosos y superiores, incluso del propio emperador; otros, en un ámbito más general, pequeños propietarios rurales que se cobijaban en los grandes propietarios al amparo de la seguridad que podían ofrecerles en épocas conflictivas y en momentos de crisis económicas a las que no podían hacer frente.

En los siglos V al VIII, los grandes dominios territoriales eran los que constituían la forma básica de propiedad y el eje de articulación de una sociedad fuertemente ruralizada y con una cada vez más clara división en dos grupos. Dando lugar a una clase poderosa y rica, propietaria de los grandes dominios territoriales, los potentiores, frente al resto de la población, pequeños propietarios, pero, sobre todo, campesinos dependientes y colonos, los humiliores, que, aunque cada vez más empobrecidos, aún mantenían su status jurídico de hombres libres frente a los esclavos.

En la clase de los poderosos incluía la Iglesia, que consolidó e incrementó su posición trajo consigo una progresiva integración de las jerarquías eclesiásticas dentro de la clase dirigente, a la vez que un aumento considerable de su ya rico patrimonio, motivado por diversas donaciones y adquisiciones, y que también contó con campesinos dependientes de sus dominios y siervos. Obtuvo grandes beneficios con la inmunidad.

Las otras formas de propiedad, las pertenecientes a pequeños propietarios libres, eran los alodios. Aunque mantenían algunos privilegios frente a los campesinos dependientes, como ser juzgados por tribunales públicos, su difícil situación económica, debida a las cargas fiscales y tributos, hizo que paulatinamente fuesen desapareciendo, ya que muchos se veían obligados a entregarlos a los grandes propietarios y convertirse en colonos.

La formación del feudalismo fue el paso del modo esclavista al de las relaciones de dependencia del señorío y el campesinado típicas de la organización feudal. La masa de esclavos fue disminuyendo, desapareciendo progresivamente.

Así pues, se definió el nuevo orden feudal, que se basó en dos clases sociales pero en tres órdenes que se ajustaban a la realidad económica: la Iglesia, los que guerrean y protegen a todos, y los que trabajan para mantener a unos y otros, esto es, los campesinos.

Debido a la debilidad del poder monárquico y a la fragmentación del mismo, los señores feudales habían adquirido la delegación del mando fiscal, judicial, monetario -algunos llegaron a acuñar moneda-, monopolios, derechos de peaje, pontaje, junto a los derechos económicos de todo tipo de tributos, impuestos, rentas, etc. que se derivaban de la posesión de sus tierras. El señorío se había convertido en una unidad de poder y el conjunto de derechos del señor era el llamado ban o bannus.

Quizá lo más importante de esas atribuciones era la capacidad de administrar justicia. Existía la justicia real, el rey era el máximo administrador de la misma, pero localmente había ido delegando este poder. Así, existía la justicia condal; los condes la administraban en estos grandes territorios, pero la fuerte fragmentación y jerarquización social de la clase dirigente hizo que prácticamente cada señor tuviera su propio poder judicial en sus territorios. Estos señores ejercían la justicia por medio de sus agentes: administradores, ministeriales, etc. Algunas veces, terminaban ascendiendo a ciertos escalafones de la clase dirigente en razón de su cargo. De esta forma, la justicia terminaba por aplicarse en ámbitos privados. Frecuentemente había en los territorios cruceros y horcas, como símbolo de que en ellos se administraba la justicia.

El principal símbolo del poder del señor era el castillo, o, en el caso de la Iglesia, los monasterios, catedrales y edificios eclesiásticos. Al principio, el permiso para la construcción del castillo lo otorgaba el rey, pero poco a poco llegaron a edificarse por la simple voluntad del señor, sin que mediara de hecho la intervención real. Estos castillos eran el símbolo del poder y, a la vez, centros de administración de justicia, de recogida de tributos y rentas, almacenes de víveres, residencia de los señores, refugios para los habitantes de la zona, lugar de prestación de homenajes.

Había una fuerte jerarquización: príncipes, condes, duques, marqueses, barones o castellanos,

La Iglesia, como el otro orden incluido en la misma clase gobernante, también estaba sometida a esta feudalización de la sociedad. Por una parte, tenía similares capacidades a las de los señores laicos, al poder administrar justicia o cobrar impuestos y rentas, pero, por otra, estos señores solían intervenir y hacer valer su poder a la hora de nombrar cargos eclesiásticos.

La relación económica fue evolucionando progresivamente. El pago de dinero era menor; pero a partir de los siglos XI y XII éste comenzó a cobrar importancia, debido al aumento del comercio y la venta de productos manufacturados que empezaban a circular en las ciudades y de los que los señores deseaban proveerse. Las rentas, no se limitaban a las obligaciones contraídas por la tierra, sino al pago de impuestos, censos, etc., que se derivaban de los diferentes poderes, sobre todo judiciales, fiscales y militares que tenían los señores. Una de las más características fue la del diezmo, es decir la contribución de los fieles a la Iglesia con la décima parte de sus bienes.

La clase baja estaba constituida, fundamentalmente, por campesinos; los pequeños propietarios de tierras libres, alodios, eran cada vez menos, al igual que los esclavos.

Entre los campesinos comenzó a darse una diferenciación progresiva con el paso del tiempo. La posibilidad de vender los productos excedentes no sólo beneficiaba a los señores, sino también a los campesinos, al menos a algunos que fueron acumulando poco a poco mansos, productos y dinero; incluso llegaban a tener a otros campesinos trabajando para ellos. El campesinado desarrolló sus propias instituciones, especialmente la comunidad aldeana, encargada de mantener el orden y la paz en las aldeas, y formó las asambleas de vecinos o consejos, trajeron consigo cierta independencia de las aldeas y formas de control propio. Poco a poco se produjo poder entre los campesinos más ricos.

La desaparición del feudalismo se consumó hasta finales del siglo XVIII o principios del XIX. En entendido global desapareció en torno a los siglos XIV y XV. Los factores fueron múltiples y debe hablarse de la transformación completa de la sociedad. En primer lugar, las monarquías se fueron fortaleciendo debido a una progresiva concentración de poder económico y, sobre todo, judicial y militar en manos de los reyes. Las guerras se convirtieron en un instrumento de primer orden para recaudar impuestos que terminaron por considerarse fijos y permanentes, con lo que se consolidó y amplió la idea de un sistema fiscal público que favoreció el desarrollo de un aparato estatal organizado y fuerte. Paralelamente, este fortalecimiento de la monarquía, que fue concentrando poco a poco poderes públicos tan fragmentados en los siglos anteriores, hizo que terminase por surgir una primitiva idea de Estado y, consecuentemente, una pérdida de protagonismo de los señores feudales en este terreno. Por otra parte, la relación de señoríos y campesinado dejó de ser la casi única existente.

El rey ya no era el primer señor feudal, sino alguien que estaba muy por encima de todos los demás. Incluso las crisis sociales y revueltas de labradores de estos siglos, debidas a un aumento de la conciencia de poder organizarse frente a los señores feudales, debilitó a estos y fortaleció a la monarquía.

Esta situación no dio al traste con los señoríos y grandes propiedades territoriales, ni con muchos de los privilegios de los grandes señores. La antigua nobleza fundiaria se convertiría poco a poco en la nueva nobleza de la época moderna; sin embargo, al mismo tiempo trajo consigo una desaparición del sistema feudal como forma de gobierno de la Europa medieval que había presidido toda la sociedad, la vida política y la mentalidad de las gentes.

 Edad Moderna
Durante parte del siglo XVIII, los fisiócratas franceses formularon un modelo económico bastante refinado y teórico. Estas ideas influyeron en el economista y filósofo escocés Adam Smith.
1. La economía de los Tiempos Modernos se caracteriza por el auge del capitalismo comercial, sistema venía desarrollándose desde la Baja Edad Media, cuando las necesidades económicas de Occidente dieron paso a una compleja red de relaciones comerciales, locales, comarcales e internacionales, manejadas por una burguesía cada vez más poderosa, que acumuló grandes capitales, augurando el desarrollo capitalista de los siglos venideros.
2. Ya desde el siglo XIII, Europa experimenta una verdadera “revolución monetaria” con la acuñación de monedas de plata y de oro y tabla de valores, el florín, por ejemplo, es emitido en Florencia y el ducado en Venecia; este proceso se asocia al desarrollo de las manufacturas en las ciudades italianas, flamencas, alemanas (hansa), francesas e inglesas. Con el tiempo, a raíz de la prosperidad alcanzada por los puertos europeos de Occidente, el centro de la economía mercantil se desplaza desde el Mediterráneo hacia el Atlántico.
3. La burguesía juega un rol fundamental en las transformaciones económicas descritas: el comerciante, el banquero, el armador, los empresarios de los talleres textiles, otorgan una nueva fisonomía a Occidente y el orden señorial se bate en retirada. El burgués interviene en las guerras, las financia, apoya a los monarcas con préstamos y con ello, también contribuye al colapso del régimen feudal. El campo, por su parte, colabora en forma creciente con la mano de obra necesaria en las ciudades, cuya población aumenta sostenidamente.
4.  Los metales preciosos,( oro y plata) que fluyen desde América, contribuyen a establecer el centro de las operaciones económicas en el sector Atlántico. El alza de los precios, producido a pesar de los trastornos monetarios en los intercambios en Europa, no afecta al comercio.  El auge del capitalismo induce a los estados europeos a adoptar una economía de caracteres mercantilistas, para proteger sus economías nacionales.
5. Los burgueses hacen alianzas entre sí y con los reyes y príncipes de diversos Estados. Los Médicis ayudaban a Francisco I, los Függer financian la candidatura de Carlos I al Imperio Alemán, la reina de Inglaterra reparte patente de corso a quien esté dispuesto a colaborar en el debilitamiento de la economía española, hecho que da origen una de las principales rivalidades del siglo XVI, la anglo-española.
6.  Bajo la premisa que la riqueza del Estado se funda en la acumulación de metales preciosos, esta doctrina estimula el comercio de manufacturas de la nación y coloca barreras aduaneras a los productos extranjeros, con el fin de proteger tanto al comercio como a la industria nacional. Con una fuerte intervención del Estado, el mercantilismo se convierte en el sistema económico adoptado por las monarquías absolutas; en efecto, el mejor ejemplo de esta forma económica es la Francia de Luis XIV; Colbert, Superintendente General de Finanzas de ese períoco, lo impulsó con tal entusiasmo que este se conoce también como Colbertismo.
7.  Esta doctrina emerge en el contexto de las nuevas ideas de libertad económica desarrolladas durante el siglo XVIII. Para el fisiocratismo, la tierra es la fuente generadora de riquezas, por lo que sus mentores recibieron el nombre fisiócratas (fisio, naturaleza). De acuerdo a sus postulados, la minería y la agricultura constituyen las principales actividades económicas y deben desarrollarse con absoluta libertad, sin intervención del Estado; de ahí que se los identifica con la expresión “laissez faire”. Entre sus representantes, se cuentan Quesnay ,Turgot y Gournay.
8.  El economista escocés Adam Smith, considerado padre de la economía moderna, sostiene en su obra “Investigación acerca de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones” publicada en 1776, que la fuente de la riqueza es el trabajo. Asimismo, postula que existen “leyes naturales”, como la ley de la oferta y la demanda, que ponen el equilibrio entre la producción y el consumo y entre los precios y los salarios. Según esta doctrina, debe haber plena liberta de empresa, libre cambio y libre competencia. En este marco, el Estado se abstiene de participar directamente en la economía. El rol que le cabe es, por una parte, actuar como “guardián del sistema” y por otra, preocuparse de aquello que trasciende las posibilidades de los particulares, como la defensa y las obras públicas.
9. Créditos Este sistema permitía a un mercader pedir prestado en vista de las ganancias de la venta de los productos importados le daría. El prestamista se beneficiaba con un porcentaje del dinero producido por el negocio o cobrando un interés sobre el dinero prestado, independiente del éxito o fracaso de la empresa que financiaba. Letra de cambio Documento mercantil que manda a una persona o banco a pagar una determinada suma de dinero a quién lo porta. Pagaré Documento que compromete a quien lo emite a pagar una cierta cantidad en un tiempo determinado. Bancos De origen medieval, eran las instituciones financieras que se especializaron en el manejo y administración de estos nuevos instrumentos económicos. Su principal función en esta época era tener dinero disponible para financiar tanto a las empresas comerciales como a los Estados.
J.L.G.T. AL10501592.

No hay comentarios: