DESARROLLO DE LA
ECONOMIA..
Datos
históricos sobre el concepto de economía
Los alcances de la Economía, como
cualquier ciencia social, están condicionados al desarrollo de la sociedad, que
la ha creado y aplicado.
Pero en nuestros tiempos, su alcance
también tiene implicaciones en la innovación de la tecnología para la mejor
distribución de la riqueza.
Prehistoria
A principios de la humanidad, el hombre prehistórico tuvo
que vivir en sociedad, estas sociedades realizaban intercambios de víveres para
poder subsistir. Los intercambios son un tipo de economía primaria que se
basaba en una sola razón: la supervivencia.
Paleolítico Inferior y Medio:
La base económica era la caza y recolección de frutos y
vegetales. Los animales eran ciervos, corzos, elefantes y animales pequeños.
También hubo algún tipo de explotación de recursos marinos y fluviales ya que
se encontraron yacimientos en las riberas de los ríos costeros.
Paleolítico Superior:
Los recursos animales y vegetales experimentaron una serie
de cambios respecto al periodo anterior, debido al cambio climático hay un
mayor número de animales y una mayor actividad en la explotación de recursos
marinos y fluviales. Al haber también mayor cantidad de árboles y arbustos
disponían también de más recursos vegetales comestibles.
Mesolítico:
Hay dos tipos de comunidades mesolíticas con dos economías
diferentes: una economía en las comunidades del litoral entre la Guardia y
Bayona y otra economía interior. La de zona costera está basada en la pesca y el
marisqueo de crustáceos y moluscos y se complementaba con la caza-recolección;
utilizaban ya el cuarzo y el sílex. La otra economía era de caza-recolección.
Neolítico:
Pasamos de una economía depredadora a una economía
constructiva. En un principio seria una economía de cereales con el uso de tala
y quema de bosques al lado de la agricultura se desarrolló la domesticación de
animales. La ganadería surgirá por primera vez, pero seguirá teniendo mucha
importancia la caza y la explotación de recursos marinos.
Edad Antigua
La economía como ciencia estructurada, se estudia desde
hace más de 200 años: desde la diferenciación de clases, de acuerdo al
trabajo humano que postulaba Aristóteles, hasta el liberalismo económico.
La Edad Antigua es la época histórica que coincide con el
surgimiento y desarrollo de las primeras civilizaciones o civilizaciones
antiguas.
El concepto más tradicional de historia antigua presta
atención a la invención de la escritura, que convencionalmente la
historiografía ha considerado el hito que permite marcar el final de la
Prehistoria y el comienzo de la Historia, dada la primacía que otorga a las
fuentes escritas frente a la cultura material, que estudia con su propio método
la arqueología. Otras orientaciones procuran atender al sistema social o el
nivel técnico. Recientemente, los estudios de genética de poblaciones basados
en distintas técnicas de análisis comparativo de ADN y los estudios de
antropología lingüística están llegando a reconstruir de un modo cada vez más
preciso las migraciones antiguas y su herencia en las poblaciones actuales.
Sea cual fuere el criterio empleado, coincide que en tiempo
y lugar unos y otros procesos cristalizaron en el inicio de la vida urbana
(ciudades muy superiores en tamaño y diferentes en función a las aldeas
neolíticas), la aparición del poder político (palacios, reyes), de las
religiones organizadas (templos, sacerdotes), una compleja estratificación
social, esfuerzos colectivos de gran envergadura que exigen prestaciones de
trabajo obligatorio e impuestos, y el comercio de larga distancia (todo lo que
se ha venido en llamar «revolución urbana»); nivel de desarrollo social que por
primera vez se alcanzó en la Sumeria del IV milenio a. C., espacio propicio
para la constitución de las primeras ciudades-estado competitivas a partir del
sustrato neolítico que llevaba ya cuatro milenios desarrollándose en el
«Creciente fértil». A partir de ellas, y de sucesivos contactos (tanto
pacíficos como invasiones) de pueblos vecinos (culturas sedentario-agrícolas o
nómada-ganaderas que se nombran tradicionalmente con términos de validez
cuestionada, más propios de familias lingüísticas que de razas humanas:
semitas, camitas, indoeuropeos, etc.), se fueron conformando los primeros
estados de gran extensión territorial, hasta alcanzar el tamaño de imperios
multinacionales.
Procesos similares tuvieron lugar en diversos momentos
según el área geográfica (sucesivamente Mesopotamia, el valle del Nilo, el
subcontinente indio, China, la cuenca del Mediterráneo, la América precolombina
y el resto de Europa, Asia y África); en algunas zonas especialmente aisladas,
algunos pueblos cazadores-recolectores actuales aún no habrían abandonado la
prehistoria mientras que otros entraron violentamente en la edad moderna o contemporánea
de la mano de las colonizaciones del siglo XVI al XIX.
Los pueblos cronológicamente contemporáneos a la Historia
escrita del Mediterráneo Oriental pueden ser objeto de la Protohistoria, pues
las fuentes escritas por romanos, griegos, fenicios, hebreos o egipcios, además
de las fuentes arqueológicas, permiten hacerlo.
La Antigüedad clásica se localiza en el momento de plenitud
de la civilización grecorromana (siglo V a. C. al II d. C.) o en sentido
amplio, en toda su duración (siglo VIII a. C. al V d. C.). Se caracterizó por
la definición de innovadores conceptos sociopolíticos: los de ciudadanía y de
libertad personal, no para todos, sino para una minoría sostenida por el
trabajo esclavo; a diferencia de los imperios fluviales del antiguo Egipto,
Babilonia, India o China, para los que se definió la imprecisa categoría de
«modo de producción asiático», caracterizadas por la existencia de un poder
omnímodo en la cúspide del imperio y el pago de tributos por las comunidades
campesinas sujetas a él, pero de condición social libre (pues aunque exista la
esclavitud, no representa la fuerza de trabajo principal).
El final de la Edad Antigua en la civilización occidental
coincide con la caída del Imperio romano de Occidente (en el año 476; el
Imperio romano de Oriente sobrevivió toda la Edad Media hasta 1453 como Imperio
bizantino), aunque tal discontinuidad no se observa en otras civilizaciones.
Por tanto, las divisiones posteriores (Edad Media y Edad Moderna) pueden
considerarse válidos sólo para aquélla; mientras que la mayor parte de Asia y
África, y con mucha más claridad América, son objeto en su historia de una
periodización propia.
Algunos autores culturalistas hacen llegar la Antigüedad
tardía europea hasta los siglos VI y VII, mientras que, la escuela
"mutacionista" francesa la extiende hasta algún momento entre los
siglos IX y XI. Distintas interpretaciones de la historia ponen el acento en
cuestiones económicas (transición del modo de producción esclavista al modo de
producción feudal, desde la crisis del siglo III); políticas (desaparición del
imperio e instalación de los reinos germánicos desde el siglo V); o
ideológicas, religiosas (sustitución del paganismo politeísta por los
monoteísmos teocéntricos: el cristianismo —siglo IV— y posteriormente el islam
—siglo VII—), filosóficas (filosofía antigua por la medieval) y artísticas
(evolución desde el arte antiguo —clásico— hacia el arte medieval —paleocristiano
y prerrománico—).
Las civilizaciones de la Antigüedad son agrupadas
geográficamente por la historiografía y la arqueología en zonas en que
distintos pueblos y culturas estuvieron especialmente vinculados entre sí;
aunque las áreas de influencia de cada una de ellas llegaron en muchas
ocasiones a interpenetrarse e ir mucho más lejos, formando imperios de
dimensiones multicontinentales (el Imperio persa, el de Alejandro Magno y el
Imperio romano), talasocracias (‘gobierno de los mares’) o rutas comerciales y
de intercambio de productos e ideas a larga distancia; aunque siempre limitadas
por el relativo aislamiento entre ellas (obstáculos de los desiertos y
océanos), que llega a ser radical en algunos casos (entre el Viejo Mundo y el
Nuevo Mundo). La navegación antigua, especialmente la naturaleza y extensión de
las expediciones que necesariamente tuvieron que realizar las culturas
primitivas de Polinesia (al menos hasta la Isla de Pascua), es un asunto aún
polémico. En algunas ocasiones se ha recurrido a la arqueología experimental
para probar la posibilidad de contactos con América desde el Pacífico. Otros
conceptos de aplicación discutida son la prioridad del difusionismo o del
desarrollo endógeno para determinados fenómenos culturales (agricultura,
metalurgia, escritura, alfabeto, moneda, etc.) y la aplicación del
evolucionismo en contextos arqueológicos y antropológicos.
Edad Media
Algunos datos históricos indican que desde el siglo XV
hasta el siglo XVIII, se escribieron numerosos ensayos que desarrollaron los
principios del nacionalismo económico como la escuela de pensamiento denominada
“mercantilismo”.
El feudalismo es la forma de organización política, social
y económica que caracterizó principalmente la Edad Media europea, basada en un
sistema de relaciones de dependencia entre diferentes individuos.
Tradicionalmente, se han establecido dos posturas básicas
en torno al estudio del feudalismo, el llamado institucionalista, de orientación
jurídico-política, más restringido; el otro, de orientación socioeconómica, más
amplio. El primero considera el feudalismo como un sistema institucional que
establece una relación de dependencia entre señor y vasallo, relación de base
jurídica y militar y que afecta a las clases dirigentes, constituidas por
hombres libres. Se establecía una obligación de fidelidad por parte de un
hombre libre hacia otro, de su misma clase, pero de jerarquía superior, que era
“señor” del primero. Por su parte, el señor otorgaba un beneficio al vasallo,
denominado feudo, generalmente consistía en tierras.
La segunda visión parte de la corriente historiográfica
llamada materialismo histórico y define el feudalismo como un “modo de
producción”, en el que se establecía una relación de dependencia entre el
propietario de la tierra y el productor, es decir, entre señor y campesino; en
este caso, se originaba una obligación económica por la que los campesinos
dependientes debían trabajar las tierras de los señores y, además, contribuir
con los excedentes de sus pequeñas parcelas, que sólo poseían en usufructo pero
de las que no eran propietarios. Haciendo hincapié en los aspectos
socioeconómicos de la organización medieval, y considera la gran propiedad
territorial como la unidad de producción fundamental.
El feudalismo tuvo su apogeo en Europa occidental entre los
siglos X al XIII lo que puede denominarse como feudalismo clásico; pero comenzó
a desarrollarse en los siglos anteriores y persistió aún durante los siglos XIV
al XV.
El rey les otorgaba beneficios, tierras y cargos palatinos.
El rey terminó por ser el primus inter pares, es decir, el primero de los
señores feudales, con lo que su poder real no dejaba de estar en la misma
categoría de los demás aunque fuera el principal.
Precisamente esta relación de vasallaje es otra de las
características distintivas del feudalismo ya que esta obligación contraída
entre el rey y sus vasallos se dio entre señores poderosos y otros inferiores,
que se ponían bajo la protección de los primeros, los obedecían y los ayudaban
militarmente y, a cambio, obtenían un beneficio (feudo), generalmente tierras.
Las relaciones feudo-vasalláticas se dieron entre los individuos de la clase
poderosa, de los guerreros, entre hombres libres y sus "señores".
Unos eran hombres libres que se ponían bajo la protección de otros más
poderosos y superiores, incluso del propio emperador; otros, en un ámbito más
general, pequeños propietarios rurales que se cobijaban en los grandes
propietarios al amparo de la seguridad que podían ofrecerles en épocas
conflictivas y en momentos de crisis económicas a las que no podían hacer
frente.
En los siglos V al VIII, los grandes dominios territoriales
eran los que constituían la forma básica de propiedad y el eje de articulación
de una sociedad fuertemente ruralizada y con una cada vez más clara división en
dos grupos. Dando lugar a una clase poderosa y rica, propietaria de los grandes
dominios territoriales, los potentiores, frente al resto de la población,
pequeños propietarios, pero, sobre todo, campesinos dependientes y colonos, los
humiliores, que, aunque cada vez más empobrecidos, aún mantenían su status
jurídico de hombres libres frente a los esclavos.
En la clase de los poderosos incluía la Iglesia, que
consolidó e incrementó su posición trajo consigo una progresiva integración de
las jerarquías eclesiásticas dentro de la clase dirigente, a la vez que un
aumento considerable de su ya rico patrimonio, motivado por diversas donaciones
y adquisiciones, y que también contó con campesinos dependientes de sus
dominios y siervos. Obtuvo grandes beneficios con la inmunidad.
Las otras formas de propiedad, las pertenecientes a
pequeños propietarios libres, eran los alodios. Aunque mantenían algunos
privilegios frente a los campesinos dependientes, como ser juzgados por
tribunales públicos, su difícil situación económica, debida a las cargas
fiscales y tributos, hizo que paulatinamente fuesen desapareciendo, ya que
muchos se veían obligados a entregarlos a los grandes propietarios y
convertirse en colonos.
La formación del feudalismo fue el paso del modo esclavista
al de las relaciones de dependencia del señorío y el campesinado típicas de la
organización feudal. La masa de esclavos fue disminuyendo, desapareciendo
progresivamente.
Así pues, se definió el nuevo orden feudal, que se basó en
dos clases sociales pero en tres órdenes que se ajustaban a la realidad
económica: la Iglesia, los que guerrean y protegen a todos, y los que trabajan
para mantener a unos y otros, esto es, los campesinos.
Debido a la debilidad del poder monárquico y a la
fragmentación del mismo, los señores feudales habían adquirido la delegación
del mando fiscal, judicial, monetario -algunos llegaron a acuñar moneda-,
monopolios, derechos de peaje, pontaje, junto a los derechos económicos de todo
tipo de tributos, impuestos, rentas, etc. que se derivaban de la posesión de
sus tierras. El señorío se había convertido en una unidad de poder y el
conjunto de derechos del señor era el llamado ban o bannus.
Quizá lo más importante de esas atribuciones era la
capacidad de administrar justicia. Existía la justicia real, el rey era el
máximo administrador de la misma, pero localmente había ido delegando este
poder. Así, existía la justicia condal; los condes la administraban en estos
grandes territorios, pero la fuerte fragmentación y jerarquización social de la
clase dirigente hizo que prácticamente cada señor tuviera su propio poder
judicial en sus territorios. Estos señores ejercían la justicia por medio de
sus agentes: administradores, ministeriales, etc. Algunas veces, terminaban
ascendiendo a ciertos escalafones de la clase dirigente en razón de su cargo.
De esta forma, la justicia terminaba por aplicarse en ámbitos privados.
Frecuentemente había en los territorios cruceros y horcas, como símbolo de que
en ellos se administraba la justicia.
El principal símbolo del poder del señor era el castillo,
o, en el caso de la Iglesia, los monasterios, catedrales y edificios
eclesiásticos. Al principio, el permiso para la construcción del castillo lo otorgaba
el rey, pero poco a poco llegaron a edificarse por la simple voluntad del
señor, sin que mediara de hecho la intervención real. Estos castillos eran el
símbolo del poder y, a la vez, centros de administración de justicia, de
recogida de tributos y rentas, almacenes de víveres, residencia de los señores,
refugios para los habitantes de la zona, lugar de prestación de homenajes.
Había una fuerte jerarquización: príncipes, condes, duques,
marqueses, barones o castellanos,
La Iglesia, como el otro orden incluido en la misma clase
gobernante, también estaba sometida a esta feudalización de la sociedad. Por
una parte, tenía similares capacidades a las de los señores laicos, al poder
administrar justicia o cobrar impuestos y rentas, pero, por otra, estos señores
solían intervenir y hacer valer su poder a la hora de nombrar cargos
eclesiásticos.
La relación económica fue evolucionando progresivamente. El
pago de dinero era menor; pero a partir de los siglos XI y XII éste comenzó a
cobrar importancia, debido al aumento del comercio y la venta de productos
manufacturados que empezaban a circular en las ciudades y de los que los
señores deseaban proveerse. Las rentas, no se limitaban a las obligaciones
contraídas por la tierra, sino al pago de impuestos, censos, etc., que se
derivaban de los diferentes poderes, sobre todo judiciales, fiscales y
militares que tenían los señores. Una de las más características fue la del
diezmo, es decir la contribución de los fieles a la Iglesia con la décima parte
de sus bienes.
La clase baja estaba constituida, fundamentalmente, por
campesinos; los pequeños propietarios de tierras libres, alodios, eran cada vez
menos, al igual que los esclavos.
Entre los campesinos comenzó a darse una diferenciación
progresiva con el paso del tiempo. La posibilidad de vender los productos
excedentes no sólo beneficiaba a los señores, sino también a los campesinos, al
menos a algunos que fueron acumulando poco a poco mansos, productos y dinero;
incluso llegaban a tener a otros campesinos trabajando para ellos. El
campesinado desarrolló sus propias instituciones, especialmente la comunidad
aldeana, encargada de mantener el orden y la paz en las aldeas, y formó las
asambleas de vecinos o consejos, trajeron consigo cierta independencia de las
aldeas y formas de control propio. Poco a poco se produjo poder entre los
campesinos más ricos.
La desaparición del feudalismo se consumó hasta finales del
siglo XVIII o principios del XIX. En entendido global desapareció en torno a
los siglos XIV y XV. Los factores fueron múltiples y debe hablarse de la
transformación completa de la sociedad. En primer lugar, las monarquías se
fueron fortaleciendo debido a una progresiva concentración de poder económico
y, sobre todo, judicial y militar en manos de los reyes. Las guerras se
convirtieron en un instrumento de primer orden para recaudar impuestos que
terminaron por considerarse fijos y permanentes, con lo que se consolidó y
amplió la idea de un sistema fiscal público que favoreció el desarrollo de un
aparato estatal organizado y fuerte. Paralelamente, este fortalecimiento de la
monarquía, que fue concentrando poco a poco poderes públicos tan fragmentados
en los siglos anteriores, hizo que terminase por surgir una primitiva idea de
Estado y, consecuentemente, una pérdida de protagonismo de los señores feudales
en este terreno. Por otra parte, la relación de señoríos y campesinado dejó de
ser la casi única existente.
El rey ya no era el primer señor feudal, sino alguien que
estaba muy por encima de todos los demás. Incluso las crisis sociales y
revueltas de labradores de estos siglos, debidas a un aumento de la conciencia
de poder organizarse frente a los señores feudales, debilitó a estos y
fortaleció a la monarquía.
Esta situación no dio al traste con los señoríos y grandes
propiedades territoriales, ni con muchos de los privilegios de los grandes
señores. La antigua nobleza fundiaria se convertiría poco a poco en la nueva
nobleza de la época moderna; sin embargo, al mismo tiempo trajo consigo una
desaparición del sistema feudal como forma de gobierno de la Europa medieval
que había presidido toda la sociedad, la vida política y la mentalidad de las
gentes.
Edad Moderna
Durante parte del siglo XVIII, los fisiócratas franceses
formularon un modelo económico bastante refinado y teórico. Estas ideas
influyeron en el economista y filósofo escocés Adam Smith.
1. La economía de los Tiempos Modernos se caracteriza por el auge del
capitalismo comercial, sistema venía desarrollándose desde la Baja Edad Media,
cuando las necesidades económicas de Occidente dieron paso a una compleja red
de relaciones comerciales, locales, comarcales e internacionales, manejadas por
una burguesía cada vez más poderosa, que acumuló grandes capitales, augurando
el desarrollo capitalista de los siglos venideros.
2. Ya desde el siglo XIII, Europa experimenta una verdadera “revolución
monetaria” con la acuñación de monedas de plata y de oro y tabla de valores, el
florín, por ejemplo, es emitido en Florencia y el ducado en Venecia; este
proceso se asocia al desarrollo de las manufacturas en las ciudades italianas,
flamencas, alemanas (hansa), francesas e inglesas. Con el tiempo, a raíz de la
prosperidad alcanzada por los puertos europeos de Occidente, el centro de la
economía mercantil se desplaza desde el Mediterráneo hacia el Atlántico.
3. La burguesía juega un rol fundamental en las transformaciones
económicas descritas: el comerciante, el banquero, el armador, los empresarios
de los talleres textiles, otorgan una nueva fisonomía a Occidente y el orden
señorial se bate en retirada. El burgués interviene en las guerras, las
financia, apoya a los monarcas con préstamos y con ello, también contribuye al
colapso del régimen feudal. El campo, por su parte, colabora en forma creciente
con la mano de obra necesaria en las ciudades, cuya población aumenta
sostenidamente.
4. Los metales preciosos,( oro y
plata) que fluyen desde América, contribuyen a establecer el centro de las
operaciones económicas en el sector Atlántico. El alza de los precios,
producido a pesar de los trastornos monetarios en los intercambios en Europa,
no afecta al comercio. El auge del capitalismo induce a los estados europeos
a adoptar una economía de caracteres mercantilistas, para proteger sus
economías nacionales.
5. Los burgueses hacen alianzas entre sí y con los reyes y príncipes de
diversos Estados. Los Médicis ayudaban a Francisco I, los Függer financian la
candidatura de Carlos I al Imperio Alemán, la reina de Inglaterra reparte
patente de corso a quien esté dispuesto a colaborar en el debilitamiento de la
economía española, hecho que da origen una de las principales rivalidades del
siglo XVI, la anglo-española.
6. Bajo la premisa que la
riqueza del Estado se funda en la acumulación de metales preciosos, esta
doctrina estimula el comercio de manufacturas de la nación y coloca barreras
aduaneras a los productos extranjeros, con el fin de proteger tanto al comercio
como a la industria nacional. Con una fuerte intervención del Estado, el
mercantilismo se convierte en el sistema económico adoptado por las monarquías
absolutas; en efecto, el mejor ejemplo de esta forma económica es la Francia de
Luis XIV; Colbert, Superintendente General de Finanzas de ese períoco, lo
impulsó con tal entusiasmo que este se conoce también como Colbertismo.
7. Esta doctrina emerge en el
contexto de las nuevas ideas de libertad económica desarrolladas durante el
siglo XVIII. Para el fisiocratismo, la tierra es la fuente generadora de
riquezas, por lo que sus mentores recibieron el nombre fisiócratas (fisio,
naturaleza). De acuerdo a sus postulados, la minería y la agricultura
constituyen las principales actividades económicas y deben desarrollarse con
absoluta libertad, sin intervención del Estado; de ahí que se los identifica
con la expresión “laissez faire”. Entre sus representantes, se cuentan Quesnay
,Turgot y Gournay.
8. El economista escocés Adam
Smith, considerado padre de la economía moderna, sostiene en su obra
“Investigación acerca de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”
publicada en 1776, que la fuente de la riqueza es el trabajo. Asimismo, postula
que existen “leyes naturales”, como la ley de la oferta y la demanda, que ponen
el equilibrio entre la producción y el consumo y entre los precios y los
salarios. Según esta doctrina, debe haber plena liberta de empresa, libre
cambio y libre competencia. En este marco, el Estado se abstiene de participar
directamente en la economía. El rol que le cabe es, por una parte, actuar como
“guardián del sistema” y por otra, preocuparse de aquello que trasciende las
posibilidades de los particulares, como la defensa y las obras públicas.
9. Créditos Este sistema permitía a un mercader pedir prestado en vista
de las ganancias de la venta de los productos importados le daría. El
prestamista se beneficiaba con un porcentaje del dinero producido por el
negocio o cobrando un interés sobre el dinero prestado, independiente del éxito
o fracaso de la empresa que financiaba. Letra de cambio Documento mercantil que
manda a una persona o banco a pagar una determinada suma de dinero a quién lo
porta. Pagaré Documento que compromete a quien lo emite a pagar una cierta
cantidad en un tiempo determinado. Bancos De origen medieval, eran las
instituciones financieras que se especializaron en el manejo y administración
de estos nuevos instrumentos económicos. Su principal función en esta época era
tener dinero disponible para financiar tanto a las empresas comerciales como a
los Estados.
J.L.G.T. AL10501592.
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